29/5/09

Rosa de pitiminí


Antiguamente se decía que rosa sin espina... no había. Eso era antes de que la biología genética aplicase las modernas técnicas que permiten modificar el patrón genético casi de cualquier cosa: como obtener rosas sin espinas. Como la técnica es relativamente reciente las Rosas Diez, por ejemplo, nacieron con espinas.
Esa sensación tuve hoy frente al telediario, al observar las rojas y afiladas uñas de la ínclita Rosa la vasca, clamando en su mini espacio televisivo de publicidad electoral. Y no me produjo esa impresión el escuchar su voz, endurecida en mítines y arengas (algo cascada por el tabaco y los chupitos de Pacharán), no fueron las medidas propuestas por su partido- que alguna propuesta harán a sus electores potenciales, no, no fue eso porque no comentó ninguna. Lo que me produjo esa sensación de estar en presencia de una amenaza vegetal, dos docenas de férreas púas envenenadas, fue escucharle decir insensateces como que "...no quieren que votemos, no les interesa a los dos grandes partidos que la gente vaya a votar..."
Posiblemente sea una de las pocas cosas en las que ambos partidos están de acuerdo: hay que ir a votar. Cada uno a su opción, a quien le convenza, a quien estime que mejor defenderá sus intereses- los de todos nosotros- para estar representados allí donde se toman cada día más decisiones que nos afectan: en el parlamento europeo. De modo que utilizar el escaso tiempo que le dan- en función de los escaños de su partido- para mentir sobre lo que los demás dice que dicen me recordó a ese arbusto que nos proporciona hermosas y perfumadas rosas pero, ojo, erizados sus tallos de aguadas espinas. Esa Rosa...

1 comentario:

  1. Aysss... lo llevamos claro.
    Soy la chica sin opción política.
    Qué decepcionadita ando...

    Besos

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