Tras la sentencia del tribunal de la Haya, instado en Italia por la ciudadana Soile Lautsi cuyos hijos estudiaban en un Instituto de Abano Terme (Pavona), en el que existen múltiples emblemas católicos colgados de las paredes de las aulas, la pregunta obligada sería: ¿que pasará con la sentencia, se aplicará en toda la Unión Europea- no lo creo- o, tan sólo en el Instituto afectado por la demanda?
La posición del Tribunal es clara, no debe existir ese trato de favor hacia ninguna religión, y no debe ejercerse esa forma de presión dando la impresión de que todos los centros son católicos, de la iglesia. Hay que sacar la religión de las aulas, colocarla en su sitio, en los locales de esa secta.
La posición del Tribunal es clara, no debe existir ese trato de favor hacia ninguna religión, y no debe ejercerse esa forma de presión dando la impresión de que todos los centros son católicos, de la iglesia. Hay que sacar la religión de las aulas, colocarla en su sitio, en los locales de esa secta.
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El problema con el que usted no cuenta, es que hay muchos españoles que son Católicos practicantes. Y a esas personas a las que usted dice que pertenecen a una secta tienen opinión por ser españoles al igual que usted y yo, y ese es el motivo por el que no se retiran, porque su opinión choca con la suya. Pero yo creo que con tolerancia todo nos iría mejor, sin duda yo no creo que el crucifijo moleste, no voy a ser yo quien saque el debate de si debe o no estar ahí, pero si decir que no molesta a nadie. Y que con un poco de tolerancia todos nos llevaríamos mejor.
ResponderEliminarLe agradecería que su próxima intervención, si tiene a bien hacerla, nos deje un nick, un correo... eso de anónimo entre casi amigos no parece lo más oportuno.
ResponderEliminarGracias por su aportación.
"Anonimo" viene a pedir tolerancia (que presupongo en su caso consiste en que dejemos el crucifijo donde está, en clase). Y si ponemos la media luna y demás símbolos de cualesquiera otra religión... ¿él será tolerante?
ResponderEliminarJuraría que no, que de ninguna manera toleraría a la competencia. La historia a sí lo demuestra.
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