La huelga es una derecho inalienable de los trabajadores, su última baza frente a la obcecación de la patronal. Dicho esto: abogo por la eliminación de los contratos para toda la vida, que se contrate a todos los trabajadores por igual, que no haya funcionarios inamovibles, de por vida- hagan lo que hagan- mientras los demás trabajadores viven con el despido colgando sobre sus cabezas- cual espada de Damocles- permanentemente. Y con la imposibilidad de aspirar a un empleo a partir de los cuarenta y pocos, si pierden el suyo.
Nada de oposiciones que terminan quemando el cerebro a muchos, y a otros convirtiéndoles en resentidos y amargados por los años de esfuerzo y fracaso que, en cuanto obtienen la plaza, se convierten en maltratadores del resto de ciududanos que pasan por sus ventanillas de toda la vida.
Empleo público sí, pero con contratos indefinidos como el de los demás trabajadores. He dicho.