31/8/10

Las "cosas" de la iglesia.

Hay quien sigue viendo en ciertas actividades de la iglesia católica y romana, aspectos muy positivos e, incluso, necesarios para el devenir de la humanidad. Así se habla de la inmensa red de centros de acogida, de ayuda emigrantes, de ayuda a enfermos, y especiamente de los miles de escuelas, colegios, institutos y universidades católicas que se ocupan de una parte importante de la población que, en caso de no existir, los estados no podrían atender.
Vale, eso es lo que parece. La realidad de las cosas es que con los años todo ese tinglado se ha convertido en el pretexto, en el medio de llegar a millones de personas que, desde el púlpito de las iglesias, no podrían hacerlo. Tradicionalmente, en lugares de extrema pobreza, se llega a "pagar" en metálico- o de alguna otra forma- la asistencia a los actos religiosos. Es una forma soterrada, pero efectiva, de cambiar una ayuda (una comida, una dormida) a cambio de asistir a misa, al rosario o a maitines, que tanto da.
Escuchar pacientemente los sermones y el catecismo, permite acceder a esas ayudas que, además, no se pagan con dinero de la iglesia, son fondos obtenidos de mil formas, mediante cuestaciones públicas, en colegios, mediante huchas que dejan en los establecimientos, nombrando patronos a empresas, instituciones y particulares... y recabando fondos de los estados (una parte importante de esos fondos va a parar a los obispos y a Roma). Hasta donde sé y, pese a ser este un Estado aconfesional, en los últimos prespuestos generales del Estado había una partida de unos treinta y cinco mil millones para la señora iglesia, que gasta luego parte de ese dinero en montar autobuses, bocadillos y bolsas de pic-nic para organizar manifestaciones contra el gobierno y contra leyes como el matrimonio gay, la interrupcción del embarazo o la enseñanza libre y laica.
La red de centros de enseñanza permite a la iglesia mantener un jugoso negocio, por los ingresos (los colegios católicos a nivel mundial son los más caros) y además les permite manipular a millones de personas que, aunque terminen odiando sus formas de presionar y forzar la aceptación y la práctica de la doctrina católica, siempre serán ex acólitos, durante toda su vida tendrán en lo más profundo de sus cerebros ciertas consignas de la iglesia de las que no podrán deshacerse. Esa actividad no la abandonará jamás la iglesia católica, es de donde obtiene más beneficios, económicos, de poder, de relación (muchos de sus alumnos terminarán siendo dirigentes políticos o  económicos) y, si además,  acceden a la educación concertada... eso ya es una bicóca. 
El Estado pone el dinero y ellos eligen y despiden a los profesores, ellos deciden cuales son las directrices de cada centro, ellos fuerzan a todos cuantos asisten a sus centros a ser educados, o alienados, en la religión católica. Incluso dirán que para eso los padres han elegido el centro, cuando en los casos de concertados no es así, los padres eligen por otras razones que no son las religiosas, pero se les impone con mano de hierro (¿quién no ha sido alumno de ellos, o ha pertenecido a una APA?).
En cuanto a la asistencia a hospitalaria, una cosa es cuando se trata de centros propios, financiados por la iglesia, y otra bien distinta es cuando las "monjitas" eran la columna vertebral de los hospitales públicos. Mantenían  una jerarquía por encima incluso de los médicos y cobraban del Estado, pero sin estar cualificadas, ni pasar por exámenes, ni nada por el estilo. El hecho de ser monjas les daba acceso directo a las tareas de un ATS o DUE, cobraban como tal y eran las reinas del cotarro. Afortunadamente esto ha cambiado y poco a poco se las ha puesto en su sitio, en los centros que realmente financia y dirije la estructura de la iglesia.
De modo que la labor "desinteresada" de la iglesia con los enfermos, necesitados y escolares, lo es tanto como alquel famoso slogan de las cajas de ahorro: "El interés más desinteresado". Lo mismo.

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