30/4/13

Mañana: Día del Trabajo

Mañana uno de Mayo, día mundial del trabajo, será un buen momento para vindicar eso, el derecho a un trabajo digno, ese derecho irrenunciable que cada día más parece una canonjía, una lotería que le toca al que ni juega a que le toque. ¿Dónde quedó el Estatuto del Trabajador, dónde los derechos conquistados a lo largo de décadas de negociaciones, de huelgas, de enfrentamientos, de despidos, de represalias patronales...? 
Se los han llevado Rajoy y sus huestes en menos de nueve meses, como un embarazo indeseado al que no ha habido forma de aplicar la necesaria interrupción voluntaria ante la deformidad de un engendro que han parido, contra sus propios votantes. Ya lo decía aquel sabio: "¿Hay algo más esquizoide que un obrero votando a la derecha, extrema?". ¡Ya lo creo! Muchos obreros votándoles varias veces, durante más de 20 años seguidos.
Que no se trata sólo de derecha o izquierda, de rojos o de azules, se trata de quién te cierra hospitales, te hace pagar las recetas, te cierra colegios, comedores, se carga las pensiones, la seguridad social, las costas con leyes permisivas para otros setenta años de impunidad, que te cobra por la justicia que no puedes pagar, que no paga a las farmacias, ni a las residencias de ancianos, ni a los dependientes, que incumple todos y cada uno de los puntos del programa con el que ganó las elecciones, un gobierno que miente cada vez que habla, y eso habla poco, que ha transformado (o pretede hacerlo) de nuevo a las fuerzas de seguridad en fuerzas de represión ciudadana, un gobierno  y un partido plagado de casos de corrupción presuntos (en portugués: jamones), con casos abiertos en decenas de juzgados. Estamos hablando de estas y otras naderías que es lo que realmente importa, no de qué color se dice que es éste o aquel partido o gobierno, estamos hablando qué hacen con nuestros votos de cuatro años que, de aquí en adelante tendrían que ser votos para una semana, como máximo, ni un día más. 
Que tengáis un primero de Mayo moderadamente feliz. No hay para más y, si veis a alguien muy, muy feliz, riendo a dos carrillos como a Montoro... preguntadle: ¿de qué se ríe señor ministro de mis c...?

25/4/13

A peor todo

Aunque tendemos a olvidarlas pronto, las estadísticas vienen periódicamente a amargarnos un poco la existencia con sus nefastas cifras. Esas cifras que hablan del paro en aumento, de la ausencia de crédito a empresas y a particulares, del parón de la actividad económica, de la fuga de cerebros y mano de obra cualificada, de especialistas y técnicos... 
El paro se desboca, la afiliación a la Seguridad Social decae y pronto no podrán pagarse la pensiones por que, además, nadie sabe qué están haciendo con el dinero destinado a sus reservas, ¿o sí se sabe? Se sabe, se está especulando, comprando deuda en la Bolsa.  
Quién no recuerda la machacona letanía pepera de "lo bien que nos iba a ir con la salida de ZP" (causa de todos los males), y sin embargo lo rematadamente mal que nos está yendo con Rajoy y sus rapaces (rapaces referido a muchachada, no las aves del señor). Ya te digo.

24/4/13

¿Estamos ciegos?



 
¡Como aguanta este pueblo lo que le echen! Aguantó monarquías- heredadas por reyes incapaces-, soportó validos y cortesanos ambiciosos y esquilmadores, financió con sus diezmos y limosnas a un clero esperpéntico y casposo, sufrió estoicamente la bota del dictador hasta que murió, en la cama. Aceptó en silencio las concesiones de la transición (nada de revanchismo, nada de perseguir asesinos, nada de exigir justicia cuarenta años después, nada de desenterrar muertos escondidos...).




Y ahora, cuando en poco más de un año, los mismos-o sus nietos-, se han cargado lo alcanzado a lo largo de casi cuatro décadas- y no me refiero a los aspectos económicos, al fin y al cabo eso es transitorio y cambiante- sino a la pérdida de derechos como la sanidad, la educación, la protección por desempleo, el derecho de huelga, de asociación, de manifestación, de negociación colectiva, de justicia gratuita, la protección a los dependientes... todo eso que nos parecían pequeñas cosas pero que tanto han contribuido a hacernos ciudadanos, a ser considerados por fin como tales, incluso a ser envidados por otros países, en teoría más avanzados, que no contaban como nosotros con leyes progresistas sobre el aborto, el divorcio, el matrimonio entre homosexuales... ahora, cuando ese “estado del bienestar” se ha esfumado a manos de los que sí han vivido por encima de nuestras posibilidades, nadie, o casi nadie, parece darse cuenta que de la indiferencia, del sometimiento, de la aceptación sin resistencia, sin rebelión, nos llegará el aplastamiento total, la cesión absoluta, la pérdida de libertades más esenciales. Y nadie se lo cree, a pesar de estar ya ocurriendo. ¿Estamos ciegos? ¿Para cuando otro dos de mayo contra este sistema caduco y corrupto?