
Qué feliz y relajado se muestra Camps, president de la Comunitat Valenciana, sabiendo que las cuentas más sospechosas no aparecerán en el informe, que para eso se coloca a gente, incluso de la familia, en los lugares adecuados. Esperemos que todas las maniobras puestas en práctica sean insuficientes para ocultar la realidad de la red de tráfico de influencias y recepción de dádivas montada a lo largo de los años de total impunidad durante los cuales han venido ocultando a la oposición toda la documentación solicitada para su control. Esperemos que esa sonrisa de soberbia con la que ofende a los diputados a los que ignora y desprecia sistemáticamente cuando pretenden efectuar su trabajo: controlar los contratos, los gastos de Camps y sus muchachos, se hiele en lacara cuando haya de enfrentarse de nuevo a u juez objetivo y leal con la Ley.