23/7/10

¿Sólo derechos?






Las cosas cambian inevitablemente y el apoyo a la emigración en todas sus formas comienza a sufrir fisuras. Los argumentos terminan por no servir si uno mismo no puede creérselos. Sabemos de demasiados casos en los que colectivos como gitanos, emigrantes continentales, o llegados en pateras, reciben atenciones que los ciudadanos "normales" no. Desde la asistencia sanitaria, de la que hacen uso y abuso, pasando por las ayudas sociales de alimentos, ropa e, incluso, vivienda gratuita, o con alquileres simbólicos de 20€/mes.
Hoy en día hay, de entre los 4,5 millones de desempleados, familias enteras en paro, sin ingresos, algunos desposeídos de sus viviendas hipotecadas, otros desalojados por no abonar los alquileres. Están en la extrema pobreza y, además, con la vergüenza de querer disimularlo.
Para todas esas personas, y las que de ellas dependen o con las que se relacionan, no tiene sentido que quienes no han producido al Estado absolutamente nada se beneficien de ayudas que los propios nacionales no tienen. Es imposible explicar que quienes han entrado de forma ilegal en el país, sin permiso ni visado, reciban atenciones y facilidades en vez de ponerles en la frontera, que es lo que siempre se ha hecho con la emigración ilegal. Nos guste o no las leyes y las normas son para cumplirlas y no puede ser que el resultado de su incumplimiento devenga en atenciones sociales por parte del Estado que incluso llegan a la entrega de pisos o apartamentosaunque sea por un tiempo determinado.