En el enlace arriba pegado podréis ver el origen del comentario, la anunciada celebración de la boda de una descendiente del dictador en el Pazo de Doña Emilia Pardo Bazán, del que se apoderó (se lo hizo regalar), y que la Junta de Galizia recalama como patrimonio público.
Cuanta razón tiene Sopena sobre la inexplicable inmunidad del nefasto dictador y su repulsiva familia. Hay jueces estrella que miran para otro lado- como muchos- para que el hedor no les afecte, reclaman a Pinochet, o a los "milicos" argentinos pero no barren la basura doméstica de los crímenes franquistas.
La dichosa prole de dudoso origen- ¿nadie recuerda el run-run de que la única hija del enano materife no era suya?- no ha dejado de manifestar su moral o inmoral forma de vida, pero perdieron el miedo inicial a ser perseguidos por la la Ley, tras sacar del país todo cuanto pudieron (documentos, efectivo, joyas, objetos del Patrimonio Nacional, etc.) (en alguna ocasión fueron descubiertos en Barajas pero ahí quedó todo) para asegurarse la fastuosidad de una vida fácil y de eterno descanso en ésta, no en la otra que igual no es cierta.
Ya que no se les ha aplicado la Ley de vagos y maleantes, creada por su supuesto antecesor, y que les vendría al pelo, al menos deberían haber desaparecido en la oscuridad del anonimato y no venir de tanto en tanto a recordarnos que siguen ahí, como una estirpe ponzoñosa, envenenada de soberbia, cinismo e impunidad.
Y a los que siguen adorando al sangriento dictador tan sólo les deseo que sea cierto lo que pregonan sus "creencias", que existe el infierno, y que se pudran en él por la hipotética eternidad. Amén.
La dichosa prole de dudoso origen- ¿nadie recuerda el run-run de que la única hija del enano materife no era suya?- no ha dejado de manifestar su moral o inmoral forma de vida, pero perdieron el miedo inicial a ser perseguidos por la la Ley, tras sacar del país todo cuanto pudieron (documentos, efectivo, joyas, objetos del Patrimonio Nacional, etc.) (en alguna ocasión fueron descubiertos en Barajas pero ahí quedó todo) para asegurarse la fastuosidad de una vida fácil y de eterno descanso en ésta, no en la otra que igual no es cierta.
Ya que no se les ha aplicado la Ley de vagos y maleantes, creada por su supuesto antecesor, y que les vendría al pelo, al menos deberían haber desaparecido en la oscuridad del anonimato y no venir de tanto en tanto a recordarnos que siguen ahí, como una estirpe ponzoñosa, envenenada de soberbia, cinismo e impunidad.
Y a los que siguen adorando al sangriento dictador tan sólo les deseo que sea cierto lo que pregonan sus "creencias", que existe el infierno, y que se pudran en él por la hipotética eternidad. Amén.